
jueves, 31 de marzo de 2011
martes, 29 de marzo de 2011
NANA DE LOS DESHEREDADOS
A la nana nanita, nanita ea,
mi niño tiene hambre, que Dios provea,
los hombres nos olvidaron ¡maldita sea!
a los desheredados hijos de Eva.
A la nana nanita, nanita ea,
el granero está vacío, ni pan nos queda,
te alimento con mi sangre, mi sangre llevas,
naciste en un mundo donde el hambre reina.
A la nana nanita, nanita ea,
mi niño no tiene libros, no va a la escuela,
no cantará canciones ni aprenderá de letras,
nadie le hablará de números o le mandará tareas.
A la nana nanita, nanita ea,
mi niño tiene calentura, en fiebre vuela,
su mirada ardiente, su aliento quema,
sus ojitos brillantes las legañas cierran.
A la nana nanita, nanita ea,
sus huesitos rasgan su piel de seda,
con mis manos espanto de su boca abierta,
los enjambres de moscas que le molestan.
A la nana nanita, nanita ea,
aquí las medicinas nunca nos llegan,
para poner vida en tus ojos, mi vida diera,
para calmar tu sed sería agua fresca.
A la nana nanita, nanita ea,
para calmar tu angustia solo puedo ofrecerte,
el arrullo de mi alma que por ti pena
y acunarte entre mis brazos mientras te mueres.
A la nana nanita, nanita ea,
mi niño es un angelito aunque no lo veas,
mi pequeño subió al cielo, allí me espera,
está junto a otros niños que con el juegan.
A la nana nanita, nanita ea,
como mi niño hay otros allá en mi tierra,
tu podrías ayudarlos si bien quisieras,
para que brille la esperanza en la miseria.
A la nana nanita, nanita ea,
hombre de buen corazón y sangre en las venas,
si crees en el amor y amor esperas,
ofréceles tu ayuda, ¿porqué no llega?
Rosa González Segura
Presentación libro
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